¿Somos conscientes del estado de salud de nuestro disco duro? Por desgracia, a menudo tendemos a almacenar demasiada información “importante” en nuestro disco duro sin tener en cuenta que es el único lugar en el que la guardamos y que, si el mismo se nos averiase en cualquier momento, tendríamos muchas posibilidades de perderla para siempre.

La realidad es que hemos llegado a un punto en que cualquier equipo, hoy en día, viene con discos duros de capacidades considerables. Actualmente, raro es el equipo que no trae instalado uno de 1TB de capacidad, por ejemplo. Esto, a menudo ocasiona que empecemos a guardar de todo en el disco duro, sin preocuparnos en exceso de hasta qué punto nuestra información está segura.

Se encontraron sectores defectuosos en la unidad…

¿Os suena de algo esta frase?

Resulta que llevamos ya varios días notando que nuestro equipo funciona extraordinariamente lento, tarda muchos minutos en arrancar y cargar el escritorio, intentamos abrir un fichero de texto o pdf y se eterniza cargándolo hasta que lo muestra… ¿un poco sospechoso no?

Lo primero sería descartar un posible virus o proceso colgado que pueda estar saturando el uso de la CPU, por ejemplo. Pero si vemos que aparentemente todo está bien, podemos empezar a plantearnos un posible fallo de hardware, muy probablemente del disco duro. Llegados a este punto, lo primero que debemos hacer es abrir el visor de eventos de Windows, el cual nos puede dar alguna pista. Entrando en el apartado de “Registros de Windows”, iremos a la opción de “Sistema”. Si una vez aquí vemos algún tipo de error o advertencia de tipo “Disk”, podemos empezar a preocuparnos.

[responsive]Vista de “Registros de Windows”[/responsive]

Cuando el visor de eventos de Windows indica que tenemos algún sector o bloque defectuoso en nuestro disco duro, lo habitual en estos casos suele ser que el disco en cuestión se vaya degradando más y más hasta terminar de averiarse por completo y poder llegar a resultar inaccesible.

Pero, ¿tiene solución esta situación?

Es verdad que existen distintas herramientas gratuitas para intentar reparar el disco como pueden ser desde el clásico comando “chkdsk /R” ejecutado desde una terminal de MS DOS en el arranque del equipo (¡cuántos fallos de arranque de sistema operativo Windows XP se han conseguido recuperar con este comando!), hasta aplicaciones como “HDD Regenerator” o “HDD Low Level Format”, por ejemplo. Si con las dos primeras opciones no consiguiéramos nada, una tercera opción sería formatear el disco duro a bajo nivel. Este tipo de formateo implica el restablecimiento de todos los sectores del mismo al estado original de fábrica. Asimismo, los datos son completamente eliminados y resultan imposibles de recuperar, a diferencia de lo que sucede en un formateo clásico realizado desde el sistema operativo, por ejemplo, tras el cual se puede llegar a recuperar gran parte de la información contenida en el disco antes de realizar el formateo.

Una vez formateado el disco a bajo nivel, debemos comprobar su estado de salud con alguna herramienta como, por ejemplo, “Crystal Disk Info”, y cerciorarnos de que se hayan conseguido reparar los problemas que tuviera.

Más vale prevenir… que curar

En cualquier caso, cuando un disco duro empieza a fallar y dar problemas, lo más sensato y recomendable es sustituirlo por uno nuevo. Aunque la reparación haya resultado exitosa, siempre va a ser más probable que este disco nos vuelva a fallar en un futuro no muy lejano. Por tanto, lo ideal sería sustituirlo y desechar el que nos ha estado dando problemas.

¿Qué opináis vosotros/as? ¿Alguna vez os ha sucedido algo similar?

 

ebook los 4 actores del cloud
ebook razones

Contenidos relacionados


Te pueden interesar...